En el año 1893 la infanta María Luisa, duquesa de Montpensier, determinó donar el Palacio de San Telmo a la Iglesia y los jardines del palacio a los ciudadanos de Sevilla, quienes le pusieron su nombre en señal de agradecimiento. En ese mismo año se realiza el Costurero de la Reina

En 1910 se escoge el parque como ubicación principal de la Exposición Iberoamericana de 1929. Aníbal González se encarga de la parte arquitectónica y el paisajista Forestier de la obras de jardinería. El parque se transforma radicalmente.

Forestier le da un toque romántico inspirándose en el Alcázar de Sevilla, la Alhambra y el Generalife. Empiezan a florecer la Glorieta de los Lotos, el Jardín de los Leones y la Fuente de las Ranas. Posteriormente las Glorietas de: Bécquer, Cervantes, Mas y Prat y de los Hermanos Álvarez Quintero. Para la Exposición se construyeron la Plaza de América, el Pabellón Real, el Pabellón Mudéjar y el Pabellón de las Bellas Artes. Estos dos últimos albergan el Museo Arqueológico de Sevilla y el de Artes y Costumbres Populares respectivamente. Todos son obra de Aníbal González.

La Plaza de España es de trazado semicircular, flanqueada por dos torres de 80m. de altura. Entre ellas se extiende una galería de 170m. En la zona inferior cincuenta y ocho bancos decorados con azulejos de Triana representan un momento histórico de las provincias de España. Aníbal González eligió el ladrillo en combinación con azulejos y columnas de mármol para la construcción de esta obra, considerada el más bello exponente del Regionalismo Sevillano.