Situado junto a la Catedral, en el corazón de la ciudad, este palacio fortaleza fue mandado construir por Abd Al Raman III en el año 913 sobre un antiguo asentamiento visigodo que anteriormente había sido romano. Ya se presagiaban los continuos vaivenes que en el futuro irían conformando su apariencia actual. Tras la conquista de Sevilla en el año 1248 por Fernando III, el Alcázar se convertiría en palacio real. 

La etapa de ampliaciones la iniciaría su hijo Alfonso X. La más importante la mandó ejecutar Pedro I, quien levantó un nuevo palacio. En el proyecto participaron los artistas más importantes de la época, mayoritariamente mudéjares venidos de Toledo y Granada.

Aportaciones renacentistas enriquecieron su patrimonio artístico, como el admirable altar de azulejos realizados en 1504 por Francisco Niculoss Pisano o el retablo pictórico que se conserva el cuarto del almirante Cristóbal Colón, dedicado a la Virgen de los Navegantes. El esplendor renacentista brilla también en los salones de Carlos V, donde se guardan magníficas colecciones de tapices que narran la conquista de Túnez por el Emperador. En el siglo XIX se acomodaron espacios en la planta alta. Las antiguas estancias se reformaron y embellecieron con tapices, muebles, lámparas de cristal tal de La Granja y una notable colección de pinturas.

En 1931, con la llegada de la II República, el Alcázar fue entregado al ayuntamiento de Sevilla. Su interior está formado por salas bellamente adornadas con yeserías alicatadas y artesonados combinados sabiamente con esplendorosos patios en los que el agua es protagonista indiscutible. Todo este conjunto crea un ambiente de una belleza y armonía difícil de olvidar. Destaca el Patio de las Doncellas, con sus maravillosos zócalos de azulejos o el Patio de las Muñecas, con su atractiva colección de capiteles.

Los jardines son un auténtico vergel y experimentaron la misma evolución artística que el Palacio: árabe, renacentista y barroco. Ocupan el 80% de la superficie y están dispuestos en terrazas donde el agua es el elemento principal.

El Patio de Banderas era el patio de armas del Alcázar primitivo. Esta plaza con naranjos y una sencilla fuente está flanqueada por elegantes fachadas y por la Giralda.